martes, 28 de octubre de 2008

LA BASURA, EL COMBUSTIBLE DEL FUTURO

Zbigniew Tokarz se levantó un día con la idea de “vivir en un mundo más agradable” y planeó hacer una máquina que permitiera “aprovechar la basura que generamos”. El ingeniero, de origen polaco y dueño de la empresa Tecnologías Ecológicas, está fabricando combustible a partir de envases de yogurt, bolsas y otros desperdicios de plástico.

Su idea, después de cinco años de trabajo, ya la echó a andar y ha reducido de manera significativa el costo del combustible.

A diferencia de las máquinas japonesas y alemanas, la suya no emplea altas presiones para conseguir que el plástico se funda y evita la amenaza de explosiones y averías provocadas por las altas presiones. En un experimento, Tokarz alimentó su invento con desechos de plástico, y descubrió que era capaz de fabricar hasta 500 litros de combustible por hora.

Ahora, en su planta, las montañas de basura de plástico llegan hasta el techo, y sus obreros la arrojan sin descanso a un contenedor que él llama “reactor catalizador”, donde el plástico se derrite y convierte en líquido, “mediante una temperatura de 400o C”.

Según él, la temperatura debe elevarse de manera lenta y gradual para que el plástico no se carbonice. Gracias a los catalizadores combinados de aluminio, el plástico derretido se convierte en vapores y gases saturados de hidrocarburos; “gases que, debidamente enfriados, se convertirán en combustibles de muy buena calidad para enviarlos a las refinerías que separarán la gasolina (un 18%), del aceite combustible (un 47%) y del resto de aceites pesados que sirven para otras cosas.

Los procesos de la máquina no generan ruido ni olores desagradables, y todos son automáticos (menos alimentarla).

La máquina tiene forma de un contenedor y puede ser transportada e instalada con gran facilidad. Además, elimina cualquier objeto que no sea de plástico, como botellas o latas, y no requiere que los desperdicios vayan molidos o limpios.

El inventor acumula muchos pedidos y ha sido visitado por expertos de Alemania, Irlanda y China. De hecho, los checos ya le compraron una máquina “que instalarán en Ostrava”. En su natal Polonia se arrojan 1,4 millones de toneladas de desperdicios de plásticos y la máquina de Tokarz que funciona en Niewiadow, ya está procesando desperdicios de Silesia, Lodz y Varsovia. Cada mes regenera 360 toneladas de plástico en 220 toneladas de combustible. Hay que avisarle al Peje, ¿no?

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